domingo, 7 de agosto de 2011

MIS CHIQUITOS. MAYO 98

EL NINO
El niño de las pestañas tomó un taxi. El chofer le dijo. Dónde vas tan pequeño y tan solo? El niño no supo responder y rompió a llorar.

LA NINA
La niña de las palabras se puso su mejor vestido. Salió de su casa con un cartel en la mano, lo plantó en el césped y se sentó a su lado. El cartel decía “cambio palabras por sonrisas”.

LA NINA
Tras hacer la cama y sacar el perro al parque, la niña de las palabras se sentó en la sala dispuesta a quebrar el chanchito con sus ahorros. Miraba al animalito en los ojos y le decía con cariño: por lo menos vos sí sabes lo que valen tus entrañas.

EL NINO
Después de tres días sin comer, el niño de las pestañas trató de abrir su estómago. Su madre le daba caldos de huesos, sopas de corazones y el pobre los regurgitaba. No alcanzaba a entender porqué si necesitaba el alimento, su pequeño cuerpo lo devolvía como un veneno.

LA NINA
La niña sonríe con sus manos limpias, no conoce otra forma. Fue exactamente ayer cuando creyó que el mal no existía. Se abrazó a su almohada y se sintió expulsada del paraíso.

LA NINA
Sin saberlo la niña de las palabras le dio nombre a las cosas, el autobús era un lleva tristezas, el lapicero su cajita mágica, su pasado se llamaba cobija y el futuro era una espada; pero su preferido eran los zapatos, estos eran canciones que ella calzaba, transformando su cuerpo en miles de notas que quizás alguien iba alguna vez a escuchar.

EL NIÑO
El niño de las pestañas juega en su columpio, observa los charcos, la gente, el perro. Se habla a sí mismo e imagina sus palabras lazos de colores entre él y el mundo. Una pelota rueda a sus pies y el niño la patea. Locomotora, cohete, huracán salen de su boca y el instante es mágico.

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