sábado, 31 de diciembre de 2011

2011-2012

Este año que acaba trajo regalos escondidos, perlas ocultas en la mierda. En el camino me costó ver y entender cuáles eran. La vida nunca va a dejar de presentar obstáculos, situaciones, experiencias, vivencias que nos exigen no tanto revisar lo que está pasando, sino como reaccionamos nosotros ante ello. Si logramos hacerlo nos vamos a ver como personajes de una obra, donde el rol nuestro ya ha sido dictado por lo que hemos aprendido, y no por nuestra verdadera naturaleza, la cual es el cambio y aceptación. Entonces podemos actuar y no reaccionar. Ahí saldrá a la luz un regalo más, y quedamos preparados para el próximo. Cada segundo que vivimos estamos aprendiendo, porque no somos un proceso estático, la persona que fui ayer tuvo las semillas del que soy hoy, y así hasta el día que me muera. Entonces desde lo más profundo de mi ser que logro reconocer, deseo para este año 2012 que cada ser de este universo, cada planta, cada mineral, cada animal, cada persona humana, lo que conozco y lo que apenas imagino, tengamos oportunidad de desarrollo, de nutrición, de consciencia y de amor. Que los regalos del 2012 no vengan en envoltorio tan grosero y que sean aún más brillantes que los del 2011.

domingo, 4 de diciembre de 2011

La mosca

En las semanas más calientes del año, las moscas del vertedero Río Azul cruzaban la colina que le da nombre al barrio donde vivíamos con nuestros padres. La casa blanca de la esquina, la de las palmeras y flores, la rara hecha como de cubos, la moderna. Así identificaban la casa en el barrio, así la describíamos si alguien pedía la dirección . Esta casa fue diseñada para mis padres que venían del campo, de los bananales. Desde afuera no se ve ninguna ventana, por dentro cada habitación tiene patios internos, puertas y ventanas de piso a techo que los comunican. Una casa llena de luz, aire fresco y moscas de Río Azul cada cierto tiempo.
Victoria mi mamá era una mujer vanidosa, le gustaba lo bello, lo ordenado, esas estructuras le daban comodidad, seguridad, control; así ella sabía dónde estaba hasta el último tornillo que había comprado. No era religiosa y aún así bajo la consigna de ¨donde hay orden está dios¨, nos tenía en un régimen estricto de limpieza y cooperación en todas las tareas de la casa, limpiábamos pisos y paredes, barríamos, limpiábamos baños, lavábamos ropa, cortábamos el zacate y un sinfín más de tareas. Sostenía que su mandato era incuestionable porque ella era la Reina de la casa y ahí se hacía lo que ella quería. Era una madre inalcanzable, ella misma se subía a su trono, desde donde resplandecía con su belleza, su buen gusto, su humor, su fortaleza. Tenía mucho miedo mamá, su sensibilidad la abrumaba, no la comprendía, la identificaba más como una debilidad que como su verdadera esencia femenina y prefirió cambiarla a una fuerza de acción y de control. Su energía femenina estaba masculinizada y mamá era una mujer exitosa en todos los campos que veía.
La vanidad la acompañó hasta su muerte, una de sus bromas preferidas antes de morir era quejarse de haber sido la única paciente de cáncer en el mundo que en vez de enflaquecer engordaba.
Un día de verano las moscas revoloteaban por la casa, estábamos hartos de usar remedios, bolsas con agua, matamoscas. Tomé unas tijeras de cocina e intenté trozar alguna en el aire. Los dos pedazos de mosca cayeron a mis pies.
Esta enfermedad fue despiadada con ella, poco a poco la iba haciendo soltar cada reducto de control falso que ella creía tener, su soberbia iba descascarándose y al llegar al final de su vida mi madre lo único que podía y quería era dar amor y recibirlo.
La casa de La Colina, esa mosca partida en dos, mi madre y yo.

jueves, 1 de diciembre de 2011

NAVIDAD

El diablo se regocija
Con los aires navideños.
Su hermano Mister Claus
Lee en voz alta los pedidos inocentes.
Hemos sido buenos
Pagamos los impuestos,
vamos a misa,
Cerramos la casa de noche
Y de día cocinamos.
La menor está en el kinder
El mayor va para sexto
La pantalla, el trinchante,
la bici y la barbie
concédenos señor nuestro deseo
que el futuro es incierto.
La maquinaria de ese dios es poderosa
y antes de leer la carta
un millón de barbies
made in china
hacían fila en los estantes,
las billeteras hinchadas
con el salario trece
listas para caer en la trampa.
Por allá lejos un ser humano
Mira a otro en los ojos y se reconoce,
Feliz navidad parece que se dijeron.