Una vez que el ser humano se da cuenta que es eterno y con un futuro eterno, que la muerte no existe porque nuestros cuerpos están hechos de energía -ya que la ley de termodinámica plantea que la energía no puede ser creada ni destruida-; cuando esto se comprende a niveles profundos, todas las inseguridades y sentimientos negativos empiezan a desvanecerse y el deseo que aflora es el de recordarle a los demás esto, de transmitir esta consciencia que es amor y eternidad.
El propósito de nuestro existir es sólo estar y experimentar lo que es estar vivo, o sea no tener propósito. Esto nos pone en tono con la naturaleza, con su manera de operar.
El universo entero es consciencia, por lo tanto no lo podemos percibir directamente, solamente experimentamos nuestra consciencia de él. Entonces si miramos las circunstancias que nos envuelven, la gente que frecuentamos, el entorno en que estamos, podemos mirar el universo que está dentro de nosotros mismos desde esos miles de espejos cotidianos; de esta manera nuestra experiencia en el mundo físico nos revela las profundidades de nuestro existir, dándonos la oportunidad de crecer y amarnos por el ser infinito que somos.
viernes, 26 de agosto de 2011
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