El instante que se va,
La alegría del devenir;
Dios es esa estatua.
Muda y quieta por eones,
Dueña de la totalidad
Y ajena a sì misma.
Perfecta porque no hay nada
Fuera de ella.
Dios està atrapado
en ese castillo infinito
Que es èl mismo.
Siempre estàtico;
Porque todo ocurre dentro de sus confines.
Nacemos los humanos
Con la chispa de su simiente
Y con capacidad de reconocernos.
Somos dios caminando en la tierra.
Pero lo olvidamos en las palabras.
Cada momento que nos maravillamos ante lo bello,
Que sentimos nuestro cuerpo vivo y atento;
El Dios infinito se expande.
Porque lo mismo
hace nuestra consciencia.
La única tarea es adorarle,
Buscarlo siempre
en el momento eterno;
Recordando que el tiempo
no existe.
Asì como no existe
un metro
o un vatio.
Lo bueno y lo malo
nacen en tu mente;
para Dios es todo
un haber sin matices.
Estamos acà para que el Padre
viva a travès del Hijo.
Somos un evento freudiano.
sábado, 26 de marzo de 2011
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sin duda eso, un evento freudiano. muy bien dicho.
ResponderEliminarMuy buen final, aunque el desarrollo casi, pero casi, casi, casi tiende a un libro de reflexología. Te salvaste por los pelos.
ResponderEliminarpor los pelos new age?
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