Mi madre falleció ayer en la madrugada, después de 6 años de pelea contra ese cáncer, que era pelea contra ella misma.
Siento que al final de su proceso ella logró soltar controles, ataduras, cerramientos y miedos a lo interno; que en su vida le habían impedido ver su valía asombrosa, su verdadero ser hermoso y sin reservas. Es por eso que todo este dolor que ella vivió y que por ende nosotros en la familia compartimos, es algo para estar agradecido. Mi corazón está más abierto, receptivo y resplandeciente que nunca.
El dolor que tengo es así de grande -así de sombra así de luz, arriba como abajo, adentro como afuera-.
Descansa en paz mamá, nunca estuvimos separados. Todo era una ilusión.
sábado, 16 de julio de 2011
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